Para practicar el perdón, ante todo debemos dejar de juzgar al mundo y luego a nosotros mismos. Cuando hagamos esto, las defensas de nuestro ego disminuirán y automáticamente el amor y la luz del Espíritu Santo desvanecerá. Cuando nos permitimos despertar de las pesadillas del ego practicando el perdón, descubriremos que todavía somos como Dios nos creó, perfectos y eternos, y que nada puede dañarnos. Te enseñará que perdonando completamente, es decir, reconociendo que no hay nada que necesite ser perdonado, quedas completamente absuelto. Esta comprensión de que el perdón no es más que una ilusión no llega hasta que el final del proceso del perdón.
Mientras creamos que estamos separados de Dios, el perdón no es más que una ilusión útil que nos hará tomar conciencia de todas las ilusiones.
Nuestra única responsabilidad es entender que hemos perdido la paz, y que los errores de nuestra manera de pensar pueden ser corregidos por el Espíritu Santo una vez que lo hayamos invitado. Es fácil caer en la trampa de pensar que tenemos que resolver nuestros problemas nosotros mismos, ya que nuestro ego cree firmemente que él sabe cómo hacerlo. Lo único que sabe es crear problemas y que si queremos tener paz debemos conseguir ayuda ajena a su sistema de pensamiento.
Pub. Autocuración.net.
martes, 20 de octubre de 2009
Practicando el perdón...
