Transformemos Nuestra Visión De La Semana Santa

La Pascua no es la celebración del costo del pecado, sino la celebración de su final.
T.20.I.4:1
¿Alguna vez nos hemos cuestionado cómo observamos, qué entendimos del mensaje de Jesús sobre los eventos que acontecieron en su vida en estas fechas y, sobre todo, cómo vivimos y extendemos la visión de su mensaje en estos días y en cada día de nuestra vida? Y no me refiero a si salimos de paseo en estas fechas, si la pasamos en oración y en silencio, si participamos en retiros espirituales o en misiones, si visitamos templos y hacemos rituales religiosos, que todo esto puede ser nutriente para las personas que lo realizan.
A lo que quiero referirme es cómo vemos la participación de nuestro Hermano Mayor Jesús, y la nuestra, en este proceso de la historia de un pensamiento filosófico y espiritual, lo que realmente trató de enseñarnos en su camino por el mundo, si realmente hemos entendido el verdadero mensaje que vino a darnos, hasta qué punto hemos atendido, incorporado, vivido y extendido su mensaje de perdón y amor, de paz, de unirnos a la Voluntad de Dios, o si solo nos quedamos con la visión del crucificado, del dolor y de la muerte de un cuerpo, de la angustia del sacrificio innecesario por pecados que nadie ha cometido en el pasado ni serán cometidos en el presente ni en el futuro.
Si los regalos se han de dar y recibir de verdad, no se pueden dar a través del cuerpo. El cuerpo no puede ofrecer ni aceptar nada; tampoco puede dar o quitar nada. Sólo la mente puede evaluar, y sólo ella puede decidir lo que quiere recibir y lo que quiere dar. Y cada regalo que ofrece depende de lo que ella misma desea. La mente engalanará con gran esmero lo que ha elegido como hogar, y lo preparará para que reciba los regalos que ella desea obtener, ofreciéndoselos a aquellos que vengan a dicho hogar, o a aquellos que quiere atraer a él. Y allí intercam­biarán sus regalos, ofreciendo y recibiendo lo que sus mentes hayan juzgado como digno de ellos.
T-20.II.2
En su mensaje a través del Curso Jesús nos comunica su mensaje aclaratorio, real y verdadero sobre lo que desea que nosotros, el Hijo de Dios igual que él, empecemos a observar y a tratar de incorporar en nuestro pensamiento y como nueva forma de vida, y lograr reconocer el objetivo de su venida, y con ello liberarnos de la culpa que representa creer que en el pasado un hermano fue torturado y sacrificado por nosotros como una forma de limpiar los pecados de quienes lo antecedieron y los que vendrían después de él, idea que deja una visión poco amorosa de Dios, que es solo Amor hacia Su Hijo y por lo mismo no podría sacrificarlo, y que a nosotros nos margina como seres inconscientes e irresponsables, al creer que con el solo hecho de pensar que Jesús ya fue sacrificado no tenemos que hacer nada, no tenemos que corregir nada, pero que también cuando nos equivocamos nos hace sentir culpables y pecadores, cuando la realidad es que en toda esta historia desarrollada sobre estos acontecimientos se olvidó la parte más importante: la de un mensaje de perdón y amor del Cristo vivo y liberado.
Agradezco este mensaje...por Georgina Arteaga Carlebach