Amarte a ti mismo es una invitación que te ofrece cada situación que vives. Cuando te amas verdaderamente, descubres que el propósito de amar a los demás se completa como consecuencia del amor propio.
En la medida que inviertes más y más en tu auto-conocimiento, recuerdas que tu sabiduría interna te brinda lo que pides afuera. Comprendes que nada externo a ti puede llenar el vacío de amor que tu mismo te niegas.
Toda experiencia nacida desde tu amor propio te conduce a la realización y la dicha. Te muestra el verdadero acto de dar porque es una extensión del amor que reside en ti. Cada meta que alcanzas sin amor propio es un chispazo de felicidad temporal que te deja vacío y frustrado cuando se va. Estas metas no suplen el amor que pide tu interior.
Te fortaleces al alimentar una relación interna y hacerte responsable por tus decisiones. Al dejar de culpar a otros por lo que no te gusta en tu vida y reconocer que el amor que deseas se encuentra en ti, sueltas la necesidad de que tu entorno te haga feliz y empiezas a convertirte en el Maestro de amor que vive en ti.
Cuando piensas que el amor en tu vida acrecentará por ser más reconocido, conseguir esa pareja especial, tener más dinero o lograr una nueva apariencia física, te auto engañas y creas ciclos de drama en tu vida.
Creer que los acontecimientos externos son tu salvación te aleja de ti mismo.
Al conectarte nuevamente con tu guía interna floreces. Te permites perdonar los viejos errores cometidos en el pasado y renaces a una nueva experiencia de amor presente.
Cuando te re-conectas con tu centro interior se acaba la desorientación que te produce el buscar afuera o el querer cambiar a los demás. Tu guía interior es una grandiosa brújula quien te muestra, milagrosamente, como dirigirte de nuevo al camino del verdadero amor.
¡No esperes más a que alguien te ame para estar en paz y ser feliz!
Empieza hoy mismo a amarte y descubre dentro de ti la fuente del amor.
Por: Diana Jaramillo
viernes, 13 de febrero de 2009
AMOR PROPIO
